Crisis del saber

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lunes, 30 de marzo de 2015

Cuadro comparativo de las diferencias culturales de ahora y hace 30 años, en la comunidad del Barrio Getsemaní, en Cartagena de Indias.



Cuadro comparativo de las diferencias culturales de ahora y hace 30 años, en la comunidad del Barrio Getsemaní, en Cartagena de Indias.

Integrantes
Ignacio Javier Beetar
José Dolores Berrio
Juan Carlos Blanco
Luis Buelvas 

Escogimos el barrio Getsemaní de Cartagena de Indias porque es emblemático, puesto que fue allí donde se dio el grito de independencia, donde los negros, bajo la dirección del cubano Pedro Romero, se rebelaron de sus amos europeos.
Desde entonces han convivido en el barrio diferentes tipos de etnias y culturas, que han desembocado en un muy variopinto mestizaje que nos ha enriquecido culturalmente en ámbitos como el musical, culinario, pictórico y arquitectónico.
Actualmente el barrio atraviesa por un proceso de gentrificación. Las pocas familias nativas que quedan padecen fenómenos violentos y traumáticos como el racismo de turistas nacionales y extranjeros, la invisibilización de su condición socioeconómica y el advenimiento de un coloso como es el turismo, que en su pretendida idea de aumentar las utilidades y de ofrecer servicios a la mayor cantidad de visitantes, arremete contra la comunidad nativa.

Hace 30 años:
·         El barrio de Getsemaní, aunque fue el epicentro de la Independencia en la ciudad, era estigmatizado por problemas con la venta de drogas.
·         Este barrio estaba constituido, en su mayor parte, por comunidades afrodescendientes, que eran los descendientes de los esclavos que se liberaron, bajo el mando del herrero cubano Pedro Romero.
·         Ekl berrio era considerado zona roja, y se le decía a los turistas que si entraban lo hacían bajo su propio riesgo.
·         Muchas de las casas del barrio estaban en muy mal estado, debido a que la gente que vivía en él no tenían las mejores condiciones económicas.
·         El mercado público estaba ubicado frente al barrio, en lo que se conoce hoy como la zona de parqueo del Centro de Convenciones.

Ahora:
·         La venta de drogas continúa en el barrio, pero se ha banalizado al punto de que se mira como algo normal que turistas y personas de estratos altos de esta ciudad vayan a comprar drogas a ciertas calles del barrio.
·         Las comunidades afrodescendiente y mestizas, o mejor dicho, los nativos del barrio han ido disminuyendo, debido al fenómeno de la gentrificación. Se han ofrecido precios elevados para que algunos vendan sus propiedades, lo que ha ido deteriorando la construcción cultural que se había logrado tradicionalmente en el barrio. Como ahora viven turistas en muchas de las casas, las calles son muy silenciosas; no se nota la anterior fraternidad y compañerismo que había entre vecinos.
·         El mercado público fue quitado del centro de la ciudad en 1977, y lo pasaron para lo que hoy se conoce como sector Bazurto. Esto transformó las dinámicas comerciales y sociales de la comunidad, debido a que tenían que desplazarse hasta un sector alejado de la ciudad. Muchos perdieron sus negocios, y la gente más cercana al nuevo sector del mercado público tomó cierto tipo de control sobre los espacios de las colmenas en las que se ofrecían los productos.
·         El barrio de Getsemaní se ha vuelto un lugar en el que se reúne la bohemia de la vida nacional e internacional. Es un lugar en el que confluyen las artes, la intelectualidad, el comercio nacional y extranjero y los vicios y demás negocios legales e ilegales habidos.
·         La policía de la ciudad está compuesta, en su mayoría, por agentes de piel blanca proveniente del interior del país, que suelen ser muy discriminativos con la comunidad de Getsemaní, otorgándole ciertos privilegios injustos a los turistas y extranjeros que viven en el barrio.
·         Hay un exceso de hotelería dentro del barrio, que ha contribuido en la gestación de un ambiente opresivo que causa cierto nivel de estrés a la comunidad.
    
Conclusiones
 Concluimos que el proceso de gentrificación atenta contra la comunidad nativa del barrio de múltiples formas. Si bien aún existe una junta de acción comunal y una asociación de vecinos que tratan de velar por lso intereses de la comunidad, no es menos cierto que las políticas de la ciudad van encaminadas en privatizar no sólo el barrio Getsemaní sino todo el centro. Y estas familias de estratos bajos y medio bajos son la piedra en el camino para las grandes empresas turísticas, constructoras y recreativas.

     Los nativos del barrio sienten el rechazo de parte de la comunidad europea que viene a montar hoteles, hostales, restaurantes y bares. Evidentemente, las costumbres contrastan entre una y otra cultura, así que el barrio pasó de ser festivo, de caracterizarse por la fraternidad entre vecinos, de practicar juegos y deportes al aire libre como es la famosa bola de trapo, que es una versión barrial del béisbol, a convertirse en un lugar silencioso y supremamente opresivo, en el que la policía hace las veces de seguridad privada en beneficio exclusivo de los extranjeros.

Resulta peculiar ver que un barrio emblemático, donde se dio el grito de independencia de Cartagena, y lugar del que la comunidad nativa se siente muy orgullosa, se encuentre nnuevamente colonizado, ya no a través de ataques e invasiones militares como en la época de la colonia, sino mediante todo un aparataje institucional que burocratiza hasta el más mínimo espacio, con el afán de apoderarse de todos los lugares que producen rentabilidad. La desgracia de Getsemaní, además de que resulta interesante e inquietante para el turista, es que se encuentra ubicado en el centro de la ciudad. Lugar que siempre ha sido el epicentro no sólo del comercio, sino del usufructo de los bienes patrimoniales para beneficio de la oligarquía cartagenera.
En el barrio confluyen los más disímiles estratos sociales, junto con un las más variadas visiones de mundo. Aquí la pobreza y la riqueza, la intelectualidad y la ignorancia viven a la par. A pesar de estos lamentables contrastes, la comunidad nativa que aún ocupa el barrio sigue resistiendo, realizando eventos al margen de la visión turística que se ofrece pero que oculta tanto las problemáticas internas. Están surgiendo incluso lugares como el bar Carpinteros Club, donde los nativos van a beber cervezas, escuchar pura música afro-antillana y reencontrarse como en los viejos tiempos.
Se resiste desde la lúdis, desde la apreciación musical y desde la memoria, al reunirse los vecinos y conversar sobre cómo era el barrio hace 30, 40 e incluso50 años atrás.


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